Moda colombiana frente al “low cost” foráneo – un proceso de selección natural
Gracias a la llamada democratización de la moda y al apogeo del low cost, hoy en día prácticamente todos podemos llevar el último grito de la moda, – nunca fue tan asequible lucir las últimas tendencias, inclusive por cuenta de marcas por cuyo prestigio habríamos considerado fuera de nuestro alcance. Los grandes nombres de la moda en una estratégica movida han sabido llegar al consumidor promedio con líneas mas económicas pero de muy buena calidad. Como si fuera poco el boom de tiendas online trae consigo un radar de infinitas ofertas.
Sin embargo los productores independientes y entre ellos muchos diseñadores – hablando de la escena de la moda en Colombia, se quejan de la poca lealtad del consumidor local gracias a la invasión de numerosas marcas “low cost” así como el apogeo de las compras en tiendas online con sedes en el exterior que ofrecen productos a precios competitivos con una estética y conceptos definidos, muy a pesar de la buena calidad del producto nacional. Y como siempre se pueden aplicar las metáforas hablando de consumismo hay que ser realistas – aunque algunos días son de gourmet la regla general para muchos es el corrientazo, por razones obvias.
Siendo una constante en todos los gremios de la industria, en junio del año en curso se hizo evidente el descontento ante dicha situación por parte de miles de fabricantes, comerciantes y productores de calzado quienes se alzaron en protesta y defensa de sus derechos frente a la competencia que según ellos califican como desleal, como un llamado de atención a las autoridades competentes y de paso al consumidor nacional. Pero al pregonar eso de “no compre zapatos chinos” no habría que detenerse a pensar en el presupuesto del consumidor?
A simple vista y siendo no solo prudentes sino responsables ante una polémica tan sensible en la que está en juego gran parte de la economía nacional podría decirse que el gobierno debería fijar mecanismos mas eficaces ya que los tratados de libre comercio parecen beneficiar a todos menos al productor nacional. Podría plantearse también que en pro de la expansión de mercados para pequeños y medianos productores deberían facilitarse las políticas a fin de que sus estrategias sean efectivas y sus ofertas asequibles, no obstante este dilema encierra una cuestión de fondo – hasta que punto este fenómeno es responsabilidad de unos u otros ?
Es natural el recelo del empresario nacional frente a la respuesta del consumidor hacia el producto foráneo en relación a las mercancías de contrabando, pero resulta un tanto gendarme pretender imponer eso de “Colombiano compre colombiano” frente a otras que ingresan legalmente al país si estas representan una ventaja en precio para el comprador; aunque sea una premisa que muchos ya sea por principios, lealtad o noción de consumo responsable debemos tener presente, siendo realistas es utópico pensar que el comprador se va a detener 10 minutos investigando los antecedentes de un producto, o acaso quien se pone en los zapatos del ciudadano común que debe hacer malabares con el presupuesto para satisfacer sus necesidades? Muchas veces los bienes nacionales están por fuera del alcance del consumidor.
En tiempos de voraz competencia es crucial que el productor se adapte a las circunstacias y penetre en la mente del comprador
El modo en que consumimos hoy en día responde a muchas incidencias que pueden ir mas allá incluso de un asunto de presupuesto. La forma en que una marca vende un concepto es crucial a la hora de crear un impacto ante su posible mercado y pocas son las colombianas que evidentemente están al tanto de esto – sin embargo no es el panorama de todas. Para muchos empresarios las múltiples herramientas web, estudios de mercado y campañas publicitarias alternativas resultan un tabú, lo que los deja inevitablemente fuera de la competencia. Esto en cuanto a alcance e impacto de marca.
En cuanto a propuesta, el terreno se presenta aún mas desolador. Hoy en día mas que un producto adquirimos una experiencia, un concepto, algo que represente un ideal dentro de nuestro estilo de vida, aspecto que parecen no advertir muchas empresas nacionales y que por falta de un equipo creativo o en su defecto alguien visionario al pie de la compañía deja a su producto sin identidad.
El aspecto ético – quizá el aspecto mas recurrido para demeritar algunas mercancías extranjeras aparte de la calidad es la mal asumida “procedencia” en cuanto a condiciones laborales; no es un secreto que tras muchas tragedias como el desplome de un edificio en Bangladesh en el que funcionaba una fábrica textil y la trata de personas con fines de explotación laboral han puesto en el ojo del huracán a la producción masiva; sin embargo no debemos caer en la ignorancia al satanizar por presunta baja calidad y de dudosa procedencia toda mercancía en cuya marquilla se lea “Made in China, Bangladesh o Indonesia por nombrar a algunos, ya que muchas marcas que no cayeron en el escándalo de esclavitud, como por ejemplo Calvin Klein y Tommy Hilfiger tienen sus talleres en territorios donde les resulta mas productivo sin que esto represente un detrimento en la calidad del producto y condiciones infrahumanas para sus operarios; sin ir muy lejos podemos asimilar este fenómeno a la práctica de mucha empresas que trasladan sus call centers a Colombia por ejemplo, donde la carga laboral representa un costo de menor.
Desde mi guardarropa, un ejemplo palpable con una chaqueta Calvin Klein comprada en un respetable establecimiento llamado Marshalls en Miami, con lo que no hay lugar a pensar que es una imitación y que por ello su etiqueta diga “Made in China”, simplemente la marca por razones obvias traslada sus operaciones a distintos rincones del mundo, como China, India por nombrar algunos.
Otra chaqueta CK comprada en el mismo lugar pero hecha en India
Una chaqueta Tommy Hilfiger hecha en México
Volviendo al tema….Y en cuanto al precio ? Si bien es cierto que la calidad supone un mayor costo en mano de obra e insumos, muchos productores han sorteado esta circunstancia airosamente, otros parecen ignorar la realidad del consumidor actual y aunque muchos tengamos la intensión de apoyar a nuestra industria no siempre la oferta de la moda de autor y otros productos nacionales está al alcance de todos, entonces, por que disuadir o censurar la preferencia de un individuo por aquello que le resulta mas asequible en un momento dado ?
Es cierto que debemos practicar el consumo responsable, no obstante siendo realistas es utópico pensar que el comprador se va a detener 10 minutos investigando los antecedentes de un producto, quien se pone en los zapatos del ciudadano común que debe hacer malabares con el presupuesto para satisfacer sus necesidades?
Cabe destacar que esta problemática no es exclusiva en Colombia, alrededor del mundo diferentes gremios de la industria de vestuario han tenido que enfrentar a las nuevas maquinarias; ya que estamos viviendo momentos de revolución y retos constantes, mas allá de la calidad del producto hay que replantear los mecanismos con los que se pueda llegar a un mercado cada vez mayor sin apelar a la benevolencia del cliente y tal y como en los procesos de selección natural algunas especies desaparecen, el pequeño y mediano industrial o productor debe adaptarse y evolucionar a los vaivenes en los términos del comercio actual.
2 Comments
Paula Andrea
Obviamente cada quien va a defender su bando y en el medio estamos los consumidores, aunque tambien hay que ser responsables con el origen de los bienes, por lo demás muy buena la nota
Dayana Pineda
Triste el panorama para la pequeña empresa, que tiene gran competencia, pero el planteamiento es válido pienso que todos debemos apoyar